INTERNET,
LIBERTAD VIGILADA
MANUEL
Castells
Catedrático emérito de
Sociología de Berkeley
y miembro de la Real Academia de Ciencias Económicas y
Financieras
Internet es el primer
medio de comunicación de masas de la historia que permite comunicarse a
personas y organizaciones, de muchos a muchos en cualquier lugar y en
cualquier tiempo. Como ya hay más de 1.000 millones de usuarios en el
mundo y sigue creciendo la red, las empresas se devanan los sesos para
acotarla comercialmente y los gobiernos se mesan los cabellos para poder
controlarla o, como mínimo, vigilarla. Porque el control de la
comunicación siempre ha sido el fundamento del poder a través de la
historia. A veces, las dos estrategias entran en contradicción.
Así, recientemente,
el gigante de la búsqueda por internet, Google (valor bursátil:
138.000 millones de dolares), rechazó la petición del Departamento de
Justicia estadounidense para que le proporcionara datos de un millón de
direcciones, escogidas al azar, con el pretexto de perseguir la
pornografía infantil. Y es que la pornografía infantil y el terrorismo
son las coartadas más utilizadas por los gobiernos para imponer
controles restrictivos de la privacidad de los usuarios.
Ya durante la
Administración de Clinton,
el Gobierno trató en dos ocasiones de aplicar una ley de control de
internet para prevenir la pornografía infantil, pero las dos veces los
tribunales la anularon por contradecir la libertad de expresión. Bush
vuelve de nuevo a la carga. Aprovechó el precedente de Microsoft (accedió
a entregar los datos de sus usuarios) para hacer lo mismo con Google.
Pero éste que, a diferencia de Microsoft, no tiene un monopolio, teme,
con razón, perder muchos clientes si las búsquedas que cada uno
hacemos acaban en manos de los servicios de seguridad. De modo que se ha
iniciado un enfrentamiento judicial de grandes consecuencias para el
futuro de internet.
Google está
liderando, además, la oposición de las empresas del sector contra el
proyecto de directiva europea sobre la Televisión sin Fronteras que
intenta extender el control de los reguladores a la televisión
transmitida por internet. Al mismo tiempo, los principios libertarios de
Google se adaptan a las realidades de cada mercado. Así, como en China
su principal competidor Yahoo! había aceptado seguir los consejos del
Gobierno chino en el control de la comunicación, Google también va a
practicar la autocensura, controlando los accesos de sus usuarios a
ciertos sitios de internet.
EN EUROPA, la mayoría
de los gobiernos siguen intentando vigilar y controlar internet lo más
ampliamente posible. Pero mientras Estados Unidos no consiga hacerlo, el
control se hace difícil porque siempre se encuentra un circuito de paso
por la red estadounidense.
Ahora bien, el
verdadero peligro contra la privacidad proviene de las propias empresas,
porque tanto Microsoft como Google como Yahoo! como Amazon acumulan
información de sus usuarios con objetivos comerciales, una enorme
cantidad de información que permite construir perfiles personalizados y
que al cruzarse con los datos de las tarjetas de crédito y los números
de teléfono permiten saber la vida de todos nosotros en sus detalles más
íntimos.
Sea legal o ilegal,
la conexión entre las bases de datos comerciales y su utilización por
los gobiernos hace realidad la famosa frase que lanzó hace algún
tiempo Scott
Mc Nealy (el legendario
fundador de Sun Microsystems): "En la era de internet, la
privacidad no existe, !acostúmbrese a la idea!".
Las buenas noticias
para la privacidad es que los sistemas de vigilancia son todavía
bastante primitivos. Sistemas como Carnivore, del FBI, o sus
equivalentes chinos, son fundamentalmente sistemas automáticos de análisis
de contenido que buscan en los mensajes las palabras clave. De modo que
evitando pronunciar palabras feas (como "democracia" en China
o "sexo" en Europa y Estados Unidos) se evitan muchos
problemas. Es más o menos como cuando se escribía bajo el franquismo.
POR ESO, las nuevas
iniciativas de vigilancia tecnológica van mucho más lejos. El
Departamento de Seguridad del País en Estados Unidos está trabajando
en un programa aún poco conocido llamado Advise destinado a organizar
una inmensa base de datos de toda información digital, tanto de fuentes
de empresas, como de medios de comunicación, de transacciones
comerciales y de cualquier interacción en línea que haya tenido la
gente con administraciones o empresas, cruzándolas mediante números
comunes como los del DNI, seguridad social, tarjetas de crédito o de
teléfono.
El resultado es la
posibilidad de tener fichado a todo el mundo con su vida e historia. Aquí
no se trata de interceptar mensajes, sino de determinar por análisis
previo perfiles de personas peligrosas (pedófilos, terroristas,
violadores o cualquier otro perfil) y buscar en esa base de datos lo que
corresponde potencialmente a los perfiles, procediendo entonces a una
vigilancia especial de dichas personas.
Por eso el mundo
digital es a la vez el reino de la libertad sin fronteras y el reino de
la vigilancia omnipresente. De lo que hagamos con esa libertad y de cómo
seamos capaces de controlar a los controladores depende que nuestros
hijos decidan sus vidas o que inauguren la era del totalitarismo
digital.
Noticia publicada en la página 7 de
la edición de 12/2/2006 de El Periódico -
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