LECTURES CURTES // LECTURAS CORTAS

 

 

Diego Armando Maradona, ex-futbolista
Joan Josep Pallàs 
Periodista




 

 

 

"El Dieguito que llegó de Argentina al Barça era una maravilla de futbolista. Lo nunca visto."

"Pero lo más grande, lo que le convierte en leyenda eterna, lo escribió con la selección albiceleste, sobre todo contra Inglaterra en el Mundial-86, con la mano que le echó Dios y con posiblemente la mejor jugada individual de todos los tiempos."

 

 

 

El título del artículo que leen se ha cogido prestado de una modesta fotocopia pegada sobre una pared de la clínica de Buenos Aires donde Diego Armando Maradona respira porque una máquina le ayuda a hacerlo. Es una muestra de cariño y devoción de entre la multitud que forra este centro hospitalario desde el pasado lunes. Es como si todos los argentinos (y aquí generalizar no es faltar a la verdad) quisieran abrazar y envolver de ánimo a la persona que más felicidad les ha dado. Hasta el nombre de la capital argentina parece ahora cobrar sentido literal: buenos aires es lo que necesita Diego para recobrar el aliento.

Maradona no está bien hace tiempo. Seguramente empujado por influencias malignas, lo cierto es que se dejó caer escaleras abajo hacia un infierno que nunca ha sido capaz de fintar. Escogió el lado peligroso de la vida desde que esnifó su primera raya de coca en Barcelona. Se ha dado mucha caña desde entonces y ha llegado a los 43 años hecho polvo, desmejorado y gordo. Cuando muchos de los que juerguearon alguna vez con él dicen aquello de que “yo te podría explicar cosas que viví con Diego, pero no las puedes escribir” es que estamos ante un auténtico pieza. Pero (al menos al que suscribe) lo dicho hasta ahora no debería preocupar más que a los que le quieren. Porque de reyes del lumpen nocturno hay muchos, pero de futbolistas como Maradona, sólo uno. Y juzgarle por lo primero sería ir de moralista. Al fin y al cabo cada uno es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera.

El Dieguito que llegó de Argentina al Barça era una maravilla de futbolista. Lo nunca visto. Un chaval bajito, de cuerpo fino y cabeza grande, un fenómeno con un pie izquierdo insuperable hasta el final de los tiempos. Hay mala gente que se acuerda de su etapa en azulgrana por el anuncio antidroga que rodó en la playa de Castelldefels. No tiene gracia. Hay que quedarse con sus alucinantes exhibiciones con el balón en los calentamientos previos a los partidos, con los dos golazos que marcó contra el Estrella Roja, con el regate que partió en dos al madridista Juan José en el Bernabéu a un palmo de la línea de gol... Metió 43 goles en 73 partidos, hizo cosas irrepetibles. Diego quizás no triunfó a lo grande en el Camp Nou, pero tampoco fracasó.

Lobo Carrasco comenta que con un Núñez experimentado y un Maradona más maduro el Barça hubiera iniciado un gran ciclo de éxitos. Quién sabe. Lo cierto es que quien cortó de raíz cualquier futuro fue Andoni Goikoetxea con una entrada en la que, mira por dónde, sí cabrían juicios y moralinas. Porque una cosa es hacer con el propio cuerpo lo que a uno le dé la gana y otra bien distinta es destrozar el del prójimo. El primero que fue a socorrerle sobre el césped fue Àngel Mur. “¡Me rompió, me rompió!”, cuenta ahora el fisioterapeuta que gritaba Diego con el tobillo hecho trizas.

Àngel Mur explica más cosas sobre el ídolo argentino. Dice que nunca se las dio de divo en el vestuario, que era buen compañero pese a que siempre llegara un poquito tarde. Y adorna su exposición con dos anécdotas que definen a quien fue un superdotado. La primera: Maradona venía con la lengua cosida a puntos tras un partido contra el Sevilla. Viajó el equipo a Suiza a disputar un 'bolo'. El autocar le esperaba abajo en la puerta del hotel pero él no quería, no podía ir al estadio con la boca así. Casaus le fue a buscar a la habitación, bajó, y subió unas cuantas veces sin éxito. “Diego, si no juegas tú, no cobramos”, le suplicó Nicolau. Y Diego acabó cediendo. “Lo hago por los compañeros”, contestó. “Disputó 45 minutos y dio una señora exhibición”, recuerda Mur. La segunda pequeña historia hace referencia a su adicción más inofensiva, la de dar toques a toda clase de cítricos. Habla de nuevo Mur: “Fue en el vestuario del Bernabéu. Estábamos esperando y Diego cogió un limón (las naranjas al menos son redondas) y empezó con el 'tac', 'tac', 'tac'... Nos quedamos todos con la boca abierta”. El histórico 'fisio' trata de encontrar una explicación 'científica' razonable para esa extraña habilidad: “Tenía el pie muy corto pero muy ancho. Para entrenar, por ejemplo, ni siquiera se ataba las botas”.

Cuando Maradona abandonó el Camp Nou escogió Nápoles y lo engrandeció con títulos impensables antes de su llegada. Cuando se fue de allí, aquel club volvió a su tamaño original. Pero lo más grande, lo que le convierte en leyenda eterna, lo escribió con la selección albiceleste, sobre todo contra Inglaterra en el Mundial-86, con la mano que le echó Dios y con posiblemente la mejor jugada individual de todos los tiempos.

El 'rey' indiscutible del regate intenta zafarse ahora del más siniestro de los marcadores. Es otra jugada individual la que tiene enfrente. Que salga adelante dependerá de si el Dios que le ayudó en México le alarga la mano por segunda vez.

 

 

La canción número 10

Maradona es lo máximo en Argentina, es el gran aglutinador de emociones. Desde ejecutivos a mendigos, pasando por toda la clase trabajadora y sin olvidar al presidente de la nación, el país vive ahora pendiente del cuarto piso de la Clínica Suizo-Argentina, donde permanece ingresado. Desde aquí se hace difícil entender esa pasión sin medida, pero compatriotas de Diego como el cantante Andrés Calamaro, que dedicó una canción al astro, ayudan a comprender. La canción es (obviamente) la número 10 de un disco que se tituló 'Honestidad Brutal'. La música es deliberadamente de ritmo alegre, pero esconde un sabor agridulce. Primero se escucha la voz de Maradona. “Viene esta canción, gracias en nombre de Dalma y Gianinna, que son lo que más quiero en mi vida”. Después se oyen cosas como las que siguen: “Es un ángel y se le ven las alas heridas”; “Es la Biblia junto al callejón”; “No importa en qué lío se meta Maradona, es mi amigo y una gran persona, el 10”; “Estamos esperando que vuelvas, siempre te vamos a querer, por las alegrías que le das al pueblo, y por tu arte también”

 

 

www.diegomaradona.com

 

 

 

El Mundo Deportiva, 25 d'abril de 2004

 

 


© 2003  David Ribera-Nebot DRN  educaciofisica.org
TOTS ELS DRETS RESERVATS