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LA FIGURA DE PRIMER ENTRENADOR, SEGUNDO ENTRENADOR Y DEL SECRETARIO TÉCNICO
VALERO RIVERA

Valero Rivera, entrenador de balonmano que ha estado al frente del equipo deportivo que ha conseguido los mayores éxitos de toda la historia, nos explica su filosofía del primer entrenador, segundo entrenador y secretario técnico.
El Mundo Deportivo - Mayo 2008

 

 

La importancia del Segundo Entrenador
Para mí la figura del segundo entrenador es tan importante como la de un jugador desequilibrante.
Su relación con el primer Entrenador debe venir cimentada en: 1º, una situación de plena y recíproca confianza y 2º, una también plena coincidencia en la forma de ver y entender el juego.
El segundo Entrenador debe ser escogido por el primero y ha de sentirse unido a él tanto ó más que al Club. Con la profesionalización hoy existente en el mundo del deporte veo más lógico e higiénico que cuando un Club prescinde de un Entrenador lo haga asimismo con su Ayudante, en lugar de colocar al segundo Entrenador como responsable principal del Equipo. No cabe olvidar que al segundo Entrenador también habrá que imputarle su parte de responsabilidad en los resultados del Equipo.
Debe ser el complemento del primero. Deberá buscar un Ayudante que vea el juego de manera parecida (lo contrario sería inaguantable para ambos). Si el primer Entrenador es de carácter fuerte, el segundo deberá complementarle de forma más pausada en la gestión del Grupo. Por el contrario, si el primero es "comprensivo" con todas las situaciones que se den en el Equipo su Ayudante deberá aportar la firmeza siempre necesaria en cualquier grupo que quiere triunfar.
El segundo Entrenador debe sentir que tiene la confianza del primero, porque ello le hará sentirse con su cuota de responsabilidad y ésta, a su vez, le obligará a pensar continuamente en como mejorar el juego y la gestión del grupo.
Los jugadores nunca deben observar discrepancias entre el primer y segundo Entrenador. Todas las observaciones que se hagan entre sí deberán mantenerlas en privado. Las grietas en la Dirección son la mejor excusa para los Jugadores. Jamás un segundo Entrenador puede dar opción a que un jugador le formule criticas del primero.
Una de las situaciones que los Entrenadores deben asumir es la soledad que sin duda sentirán en muchos momentos. Pero la soledad podrá remitir gracias a la ayuda que reciba de su equipo de trabajo y fundamentalmente de su Ayudante directo. Lógicamente, para conseguir esto el primer Entrenador le deberá haber hecho partícipe de todo lo que tenga que ver con el Equipo.
En el Barça ha habido claros ejemplos de la comunidad perfecta entre el primer y segundo Entrenador: Aito-Manolo Flores, Johan Cruyff-Charly Reixach o Frank Rikjaard-Ten Cate.
Personalmente, en mis 20 temporadas y media como Entrenador del Barça de Balonmano tuve la inmensa suerte de tener como Ayudantes a Pepe Vilá, en mi primera temporada y media, y las siguientes 19 temporadas a Toni Rubiella. Sin la ayuda de Pepe Vilá no hubiera renovado mi contrato de 5 meses (la presión fue máxima) y sin Toni Rubiella jamás hubiese llegado a estar 20 años ininterrumpidos como Entrenador del Barça.
Desde aquí mi eterno agradecimiento a los dos.
 

 

 

 
 
Primer Entrenador (PDF)
 
 

El Secretario Técnico

Resulta hoy incuestionable que en el deporte profesional cada vez está tomando mayor relevancia la figura del secretario técnico.

Cuestión básica objeto de debate es el posible solapamiento entre las funciones del entrenador y el secretario técnico. Resultará, por tanto, necesario dejar bien claro desde un principio cuales son las funciones de cada uno y donde empiezan y acaban sus respectivas responsabilidades.

En mi opinión, básicamente sus funciones deben ser: 1º. Aconsejar y asesorar a la Directiva en la elección del entrenador. 2º. Colaborar con el entrenador en la formación de la plantilla. 3º. Seguir, con detalle y desde la más absoluta discreción, la marcha del equipo. Y 4º. Prestar su asesoramiento a la Directiva ante una posible situación de crisis deportiva del equipo.

A la Directiva deberá presentarle no más de 3 opciones para ocupar el cargo de entrenador siempre en función de la idiosincrasia, objetivos y presupuesto del club. Al entrenador, 2-3 jugadores por cada puesto que el entrenador haya decidido que se deba mejorar, para que sea éste quien decida cual de ellos se ajusta más a lo que el equipo necesita.

No es imprescindible pero sí muy deseable que el secretario técnico conozca a fondo el club. Haber defendido sus colores como jugador o como entrenador le ayudará mucho (sobre todo al principio) en el acierto de sus propuestas.

Hay un aspecto al que generalmente no se le da mucha importancia y para mí sí la tiene. Es el hecho de que el secretario técnico haya sido antes entrenador. Conocer el juego desde la perspectiva de diseñar, planificar, elegir, enseñar, corregir y ponerlo en práctica metodológicamente hablando le dará un mayor bagaje para poder acertar con mayor éxito en todos sus planteamientos. Además, en el caso de que el entrenador fuese cesado durante la temporada y ante una situación de emergencia, nadie mejor para ocupar ese puesto que aquel que intervino directamente en la composición de la plantilla.

Recuerdo que en la temporada 1978-1979 la Directiva que presidía el Sr. José Luis Nuñez cesó al entrenador del equipo de basket del Barça, Sr. Eduardo Kucharski, y decidió que asumiera la función de primer entrenador el entonces secretario técnico, Eduardo Portela, hoy presidente de la ACB). El equipo ganó en esa temporada la Copa del Rey, y al acabar la misma el Sr. Portela volvió al despacho.

La discreción en su trabajo deberá ser otra de las características del secretario técnico, tanto en las posibles contrataciones de jugadores como en dejar que sea el primer entrenador quien asuma todo el protagonismo delante de éstos. Todos han de tener claro que quien manda en el equipo es el primer entrenador. Lo contrario debilita la imagen de éste ante aquellos y a la larga acortará su estancia en el club.

Resulta fundamental una buena relación profesional y, aún más si cabe, personal entre entrenador y secretario técnico. En ningún caso hipotéticos enfrentamientos ó disparidades de criterios entre ambos habrán de tener trascendencia a la opinión pública.

 

 
 
 
 
 

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